sábado, abril 19, 2008

De infancias que recuerdo

Ayer quise volar como cometa. Ayer quise ser el papalote azul que mi madre me cantaba cuando era niña: Papalote azul cola de trapo, volar, volar, volar.

Me recuerdo como una niña que adoraba las historias en las tardes al lado de mi madre. No me gustaba ver la televisión, para mí era más significativo escuchar un disco al lado de mi padre que ver los programas de moda de la década de los 80'.

Una vez soñé que yo era de papel
y que como tú podía volar

Hace dos días estaba con la sensación de no sentir y justo anoche recordé el disco que me tenía pegada al estéreo todos los días después de la escuela. Un vinil que tenía lado A y lado B, estaba rayadísimo, las últimas veces tenía que frotarlo con un algodón impregnado de alcohol para escuchar mis canciones favoritas. Hoy no fui a la terapia, pero igual que cada fin de semana quise hacerme un regalito, esta vez para comenzar a sentir otra vez. Esta maravilla llamada Internet me ayudó a conseguirlo. Después de buscar en varios sites encontré ese disco que felizmente me hizo llorar como cuando niña: Amparo Ochoa canta con los niños. Suspiro como la primera vez que lo oí, seguro todavía en el vientre de mi madre. Y al final siento otra vez y me emociono, los buenos recuerdos hacen bien y las lágrimas bajan suaves y contentas; en cada gota guardan una canción.

La favorita es la de El papalote azul; porque recuerdo a Carlos y yo construyendo cometas que volaban más allá de nuestras expectativas; sin embargo todo el disco es un canto a la libertad y los derechos humanos. Cuando pequeña me gustaban los ritmos y bailar, ahora después de tantos años, porque vaya que son muchos, analizo las letras con atención y me doy cuenta que hay mucho aprendizaje de ése que ya casi no se oye.

Lo que me produce tener en mis oídos estas canciones no tiene mucho que explicar... hay emoción de la buena y es todo.

Dejo aquí el disco por si quieres escucharlo y conocerme a través de mi infancia.









Dos canciones por sí no deseas bajar el disco.
El Papalote azul

2 comentários:

Ego... disse...

Que bueno y sano es llorar con los recuerdos de la música. Siempre y cuando sean buanos recuerdos, porque recreearse en los malos no ayuda nada.
Los recuerdos que nos trae la señora música son diferentes al resto de recuerdos, son los más emotivos, los más rebuscados y, a veces, inconscientes. Recuerdos que nos vienen súbitamente y sacan esas lagrimitas que nos hacen sentir bien, afortundados por haber vivido esos momentos y apenados porque han pasado.
A mí me gusta llorar con música. ultimamente es con lo único que puedo llorar.
Besos y cuidate.
Por cierto, un peo es similar a un pedo (flatulencia) así que es mejor que nadie te mande zumo, jeje

DC disse...

A infância da mariposa... :) Vou baixar, sem dúvida, pra conhecer (você melhor). :*