... y me dijo: "yo también tengo un regalo para ti" y sacó de su mochila un libro , El libro de los gatos, y me sentí feliz al escuchar sus palabras, " Sé que te gustan los gatos y la poesía, así que busqué algo que se complementara..." Realmente estaba muy feliz, hasta que lei la dedicatoria... "bla, bla, bla... y gracias por tu amistad" y yo que me estaba enamorando otra vez... "gracias por tu amistad también y por el libro, dame un abrazo..."
A dos cuadras de mi casa, en la avenida grande, brillan ya las luces navideñas y hace un par de horas me preguntaron si ese brillo me enamoraba, la respuesta fue directa, un "no" rotundo, no me enamora la navidad, ni los abrazos, ni las fiestas. Me agrada el frío y un buen café, me enamora la luna y la buena compañía, pero porqué esperar un abrazo en navidad si pueden darse diez todos los días. Esta tarde también, la misma persona que me cuestionó sobre las luces decembrinas y su efecto "amoroso" me abrazó y me quedé inmóvil, fría, sin poder devolverle el abrazo. Cómo me hubiera gustado apretarlo, estrujar entre mis brazos su cuerpo y devolverle con un gesto sincero la invitación y la bebida, la charla y la alegría; pero me mantuve inerte y aunque quise moverme, sólo atiné a decir "gracias" y volví a casa a mi encierro de jueves, a mi soledad y a sentirme contenta porque un chico logró sacerme un momento de casa para mostrarme que hay más luces que la de la lámpara del cuarto donde duermo.
Voy a dormir tranquila, hace mucho no me sentía consentida, hace más tiempo aun que alguien no me decía "linda" y qué decir de las invitaciones a salir, también habían andado escasas. Definitivamente deseo más momentos como el de hoy para alejarme un poco y empezar a VIVIR con letras mayúsculas.
Soy la madre de mi madre y la hermana de mi padre... soy responsable de lo que hago y de lo que no hago. Deseo y en ese desear mi tiempo de soledad aquiere sentido. Mi cabello crece y no quiero cortarlo; uso sombreros y comparto mis sueños. La libertad no es tan mala cuando comparto mis alas...