quarta-feira, maio 30, 2007

Sobre ser canibal


Todos tenemos una parte oscura que escondemos, deseos, perversiones y de alguna u otra forma todos tratamos de disminuir y hacer que no se note a simple vista. Me agrada que la gente se dé cuenta de que soy más imperfecta de lo que parezco, quiero que sepan que también tengo pensamientos atrofiados o contaminados por los más profundos males. Hay días que mis pensamientos alcanzan a tocarme despierta mientras camino o tomo un café sola. Cuando suceden cosas extrañas, alguien me insulta por la calle, por poco muero atropellada, me engaña un vendedor, esas sensaciones perversas surgen y se quedan a flor de piel... es ahi cuando quisiera ser canibal y arrancar de una fuerte mordida un dedo o un brazo entero; porque morder es una cosa que disfruto, claro que no disfruto morder a toda hora, ni todas las cosas, pero pienso que si pudiera cortar de una sola vez una parte de quien me hiere, de quien casi me rompe el brazo al cerrar la puerta del autobús, de quien me grita palabras vulgares desde un edificio... me sentiría satisfecha. Es una extraña idea, una especie de malicia dulce con la que llego a sentirme culpable. Yo muerdo por ansiedad, desesperación, deseo; sin embargo nunca he mordido por venganza. No sé qué sentiría, creo que por eso sólo lo imagino.
En una sociedad como la nuestra uno no puede ir por la calle soltando mordidas así nada más. Que fulano me robó la cartera, tengo que morderlo y dejarlo sangrando... no, no es así como funciona esto, se deben conservar los dientes fuertes y sanos para morder lo que verdaderamente valga la pena; una boca dulce con sabor y forma de ciruela, por ejemplo. Eso sí vale la pena.


A los otros, a los malos e insensibles los dejo para después, porque además están la hepaitis, el SIDA y otras enfermedades que, en el juego de la venganza a mordidas, resultarían bastante peligrosas.

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