quarta-feira, maio 16, 2007

Escaleras, sueños, mares.


Subir una escalera, escalón por escalón, contando cada paso. Me gusta subir por escaleras que no sé a dónde van. Cuando Cortázar me da las instrucciones para subir una escalera, las sigo al pie de la letra. Me encanta subir por escaleras de caracol, es más difícil lo sé, pero al mismo tiempo es como escalar tu piel, tú también eres una escalera de caracol, complicado escalarte, pero muy placentero.


Siempre soñé tener una casa con una escalera de caracol en la parte del medio, quería que mis pies hicieran música al subir, plap, plap, plap, plap... - cada paso me lleva adelante, cada paso me aleja de todo- No tengo una casa con escalera de caracol, pero sigo soñando con ella.


Hoy dormí un poco, el calor me adormece, soñé con escaleras, con escalones que subía tomada de tu mano; soné también un mar en el cielo a donde te llevaba porque no conocías las olas.


Por escaleras, mares y mil sueños divagaba, entonces desperté y aún en el letargo sigo pensando en subir al mar contigo y es un no querer despertar... -hoy la realidad es triste- no hay clap, plap, clap... y es un querer viajar, y un no querer trabajar; sólo dormir, soñar, imaginar. Imaginar el color de mi escalera, la que nos ha de llevar o nos ha de traer a mundos paralelos.

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