terça-feira, abril 24, 2007

De querer, de desear. De deseos que no aparecen



Los mejores regalos son los que se desean pero no se esperan. Para mi siempre ha sido mejor querer a esperar, pero mucho mejor desear que querer. Las cosas que se desean se buscan, se procuran; las cosas que se quieren pueden ser compradas, las que se desean no.

Quiero desear... tengo que esperar... eso cansa, desespera, agita. Si la filosofía budista funciona, seguramente fui un ser ruin en una de mis tantas vidas pasadas que hoy pago con deseos inútiles
y resentimientos absurdos; sueños inalcanzables e ilusiones que ya desde el comienzo se desmoronan. ¿Qué KARMA me está tocando cargar... que cada día es más difícil decir que sí al sol y que no a la lluvia? ¿Qué historia sin palabras tengo que continuar, si cada página que abro la tengo que escribir porque las hojas están en blanco? Siempre sola, siempre conmigo, dice mamá. Y ella no sabe y ella no imagina que esas mis antiguas tristezas desaparecen con otras nuevas aún peores que las otras, pero más soportables porque al menos existe un intento de deseo.

La pregunta ahora es ¿cuándo aparecen las hadas o los genios de las lámparas? Deseo y deseo y nada de nada... deseo y mi deseo no es correspondido, es una especie de ping-pong va, viene, va, viene; sin sabor a veces, con color en otras. Un deseo no es una película o el CD de tu cantante favorito; un deseo se comparte, se sueña, se persevera y no vale un momento, sino muchos instantes.

¿Alguien aquí sabe dar respuestas además de silencios?

Um comentário:

Anônimo disse...

no tengo la menor idea
pero por lo pronto no dejes de creer.