Ahora te tengo entre mis manos y no quiero dejarte ir... eres mi mariposa, la mariposa que reposa tranquila, la mariposa pasiva y misteriosa que me presta sus alas de vez en cuando. No vueles todavía, espera un poco para que lo hagamos juntos.
Mis manos te sostienen y ahora me siento firme, a pesar de no conocer completamente el cielo donde vuelas, sé que algunas veces es azul, pero la mayor parte del día parece gris. Déjame colorearlo con mi absurda imaginación, déjame que lo toque con la punta de mi ojo derecho.
Mis dedos te protegen, quédate aquí no te lastimaré, prometo no aplastarte, te cuidaré de fuertes vientos, del sol, de tormentas, de angustias, de pesadillas, de brujas, de los malos vecinos, de ti mismo, de mi misma... anda ¿te cuido?
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