terça-feira, fevereiro 19, 2008

Pretendo abrir la puerta


En algún rincón escondido de este lugar debe haber una puerta que pueda abrir con la llave que robé de tu mano. Tras esa puerta está, seguramente, el jardín añorado. Mis púpilas cansadas ya no pueden buscar. Mis oídos se entorpecen en un ir y venir constante de ruidos que no sé de dónde vienen. Y la puerta simplemente no aparece. Me sumerjo en el mar de mis divagaciones y nado dulcemente en el agua contenida en mi mente.

No sé porqué jamás he podido evitar abstraerme tanto. Desde niña evadia la realidad con raras ensoñaciones. Navegaba por senderos que yo misma inventaba y nadie más conocía. Hoy sigo haciéndolo, sólo que está vez tengo certeza de que en algún punto perdido de mi horizonte la puerta existe y existe porque tengo la llave. No se hacen llaves si no se tienen puertas para abrir.

Y la busco perdida en algún muro blanco, pero justo cuando estoy a punto de hacer girar tu llave, ahora mía, alguien me llama, toca el teléfono y regreso enfadada a mis actividades laborales.

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