quarta-feira, janeiro 03, 2007

Crónica defectuosa



Lejos y extrañando... así es mi situación. La ciudad de México nunca dejará de sorprenderme, al final creo que nada dejará de sorprenderme nunca. Recuerdo que hace años dije que lo mejor de vivir era "nunca perder la capacidad de sorprenderse", la lluvía, las sonrisas, los ríos con aguas que llevan a lugares distantes, la ausencia y la presencia. Hoy mis ojos se abren a un mundo que es el mismo y que es diferente porque está repleto de sensaciones y libertades. Me gusta ser libre en esta enorme ciudad, perderme y encontrarme; hacer y deshacer a mi antojo, ir a donde quiero y con quien quiero. Ya no me molesta tanto la soledad, poque puedo tener compañía cuando bien lo quiera y lo necesite. Pensar en el regreso me llena de preocupación, la paso tan bien en la inconstancia, en la rebeldía, en la poca certeza de mi vida... pero mi realidad no está en mis vacaciones llenas de euforia, mi realidad existe en una ciudad que me parece un "lo mismo" y cada vez más aburrido, esto, a pesar de seguir sorprendiéndome a cada instante cada rayo, cada gota, cada murmullo. Después de un viaje, por pequeño que sea, uno cambia, transforma sus ideales y de algún modo valora lo que tiene y lo que quiere y sí, sí quiero volver; volver para comenzar a ahorrar y planear la siguiente salida, la siguiente sonrisa.

Por lo pronto dos días más en: "La ciudad de la Esperanza", a ver si me lleno un poco más de esperanza, digo un poco más de la que ya tengo en mis bolsillos desgastados y vacíos.

Um comentário:

El Castor disse...

Hola Ela, feliz año. Quizá la ventaja de una gran ciudad es lo mucho que te distrae, sales a la calle y te encuentras con una multitud. Hay muchas pocibilidades de interactuar con otros. Un beso.