sábado, setembro 12, 2009

La humedad es tan triste que necesito abrazos. La soledad tan esquizofrénica que necesito amigos. Vine a tomar espuma al café de la esquina, al café de siempre, a la mesa de siempre, frente a la silla roja que nunca me abandona y continua a tu espera. Hay una buena música sonando en el estéreo. Allá afuera en las calles vacías alguien ha derramado vino transparente y no quiso llenar mi copa. Y en algún otro café del universo alguien me espera también en una silla roja. Tal vez está leyendo un libro, es posible se sienta perseguido y quizá ha comenzado a tener pesadillas durante el día y a dejar de soñar mientras duerme, porque no duerme igual que yo.

Se termina el café, el lugar va a cerrar, no hay donde refugiarse. Los gatos se escondieron, pues no les gusta el agua y ¿qué podemos hacer con tanta soledad y tantos rincones húmedos perdidos? Sin brazos que nos aprieten, sin distancias que se acorten; ¿a dónde ir, si todo está mojado?

Um comentário:

DC disse...

Bonito também, melancolicamente bonito.
P.S.: E me pergunto quantas cadeiras vermelhas haverá espalhadas pelo mundo...