domingo, agosto 16, 2009

capuchino y mujer


Dice que se llama Isaac y prepara un capuchino tan espumoso y cremoso como su mirada. Es increíble, pero ella acude a ese cafecito más por sus ojos que por el café.

Se miran, se sonríen. Ella, como dentro de la taza, le suplica la salve de ese calor café que le produce ser la cliente y no la compañera de trabajo; él desde fuera sonríe de nuevo y pregunta:

-¿Lista para ordenar?
- Sí,que sea un capuchino
-¿Algo más?
-Sí, tus ojos en una cajita de madera para verlos durante la noche.

Ojalá se hubiera atrevido a pedirle también la mano, el teléfono y todo lo demás. Como siempre, se limitó a sentirlo lejano; intentó perderse en sus ojos de café, pero la cocina lo llamó. En otra mesa habían pedido más café y ella sola como todas las tardes en esa mesa lo vio perderse en el azul de las cortinas.

Um comentário:

DC disse...

Oh, Cris!... Não posso ficar lendo essas coisas (coisas no melhor, mais digno sentido do termo, claro) em processo de me "desapaixonar" como estou, rs. ;) Triste e bonito demais - mais ainda porque simples, (quase) real. Gosto disso. Parabéns mais uma vez (da amiga que também tem pensado com mais e mais freqüência em escrever, essa coceira, rs).